Memoria viva de la pelota valenciana

Un viaje al corazón del Trinquet Pelayo

El Trinquet Pelayo no es solo una cancha de juego. Es un símbolo vivo de la identidad valenciana, un espacio donde la historia, la cultura y la pasión por la pilota valenciana se entrelazan desde hace más de un siglo.

Situado en el centro de València, el Pelayo ha sido testigo de miles de partidas memorables y de grandes figuras que han elevado la escala i corda a la categoría de arte. En cada partida resuena el eco del pasado, y cada rincón del trinquet guarda una historia digna de contarse.

Hoy queremos recordar una de esas historias: la del “dau de daus”, una metáfora de la memoria y del espíritu deportivo que aún late en cada rincón de este deporte autóctono.

El “dau de daus”: un símbolo que sigue hablando

En mayo de 1925, el periódico El Pueblo publicaba una crónica que rendía homenaje a Enric Moret López, gerente del trinquet de Sueca y gran admirador de la pilota valenciana. Tras su fallecimiento, una partida benéfica reunió a las grandes figuras del momento para ayudar a su familia.

Entre los protagonistas destacaba Daniel Meseguer Grau (1888-1957), conocido como el Xiquet de Sueca, un pilotari que creció golpeando la pelota entre los muros del viejo trinquet antes de convertirse en una de las estrellas del Trinquet Pelayo.

Durante las reformas del antiguo trinquet de Sueca, se descubrió un elemento peculiar: una varilla de hierro en forma de ángulo recto (2,65 x 2,65 m), acompañada de cuatro losas. Ese era el dau el punto de inicio de la jugada, donde comienza la magia de la partida.

El autor Marià Pérez lo llamó “el dau de daus”, una manera poética de referirse al origen de todo: el lugar donde el jugador se prepara, donde el juego empieza, donde el tiempo se detiene.
Aunque el edificio desapareció en gran parte, ese pequeño fragmento el dau se convirtió en un símbolo de resistencia y memoria.

Entre la tradición y la modernidad

El Trinquet Pelayo, fundado en 1868, representa la evolución del juego y la conservación del legado.
Así como el “dau de daus” simboliza el pasado que no se rinde, el Pelayo es el presente que mantiene viva la llama de la pilota valenciana.

Aquí, cada “va de bo” sigue resonando con la misma fuerza que hace un siglo.
Los pilotaris actuales pisan el mismo suelo que grandes leyendas como el Xiquet de Sueca, demostrando que la tradición puede convivir con la innovación sin perder su esencia.

El Trinquet Pelayo continúa siendo un referente cultural y deportivo en la Comunidad Valenciana, impulsando eventos, competiciones y actividades educativas que acercan la pilota a las nuevas generaciones.

Patrimonio vivo de la pilota valenciana

El “dau de daus” nos recuerda que cada detalle cuenta.
Un hierro oxidado, una losa desgastada, un eco que aún suena entre las murallas… todos son testigos silenciosos de una historia que merece ser contada.

En el Trinquet Pelayo, cada partida es también un acto de homenaje. A los que construyeron, a los que jugaron, y a quienes mantienen viva la tradición de la pilota valenciana, deporte declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial por su valor social, histórico y simbólico.

Mantener viva la llama

Mientras algunos trinquets han desaparecido o se han transformado, el Pelayo sigue siendo el corazón de la pilota.
Aquí, pasado y presente se dan la mano: los escalones, las voces del público, la tensión del “va de bo”, la emoción del rebote… todo forma parte de un legado que sigue creciendo.

El “dau de daus” es más que un recuerdo arqueológico. Es una metáfora del espíritu del jugador, del trinquet y del deporte mismo: volver siempre al punto de partida, con la mirada al futuro y el respeto al pasado.