La historia de la pelota valenciana

La pelota valenciana es mucho más que un deporte. Es una expresión cultural profundamente arraigada en la identidad del pueblo valenciano. A lo largo de los siglos, este juego ha evolucionado, resistido prohibiciones, adaptado sus formas y, lo más importante, se ha mantenido vivo gracias a la pasión de quienes lo practican y lo siguen.

Aunque sus orígenes no están completamente definidos, muchos historiadores coinciden en que la pelota valenciana tiene influencias grecorromanas, similares a otros juegos de pelota del Mediterráneo. Ya en la Edad Media se encuentran registros de su práctica en tierras valencianas, especialmente entre la nobleza. Sin embargo, con el tiempo, el juego pasó al pueblo, que lo convirtió en parte de su vida cotidiana, jugándolo en calles, plazas y más tarde en espacios cerrados especialmente diseñados: los trinquetes.

De todas las modalidades que existen como el raspall, les llargues o la galotxa la más emblemática y profesionalizada es la escala i corda, modalidad que se juega en el Trinquet Pelayo desde hace más de 150 años. Inaugurado en 1868, el Pelayo es mucho más que un recinto deportivo: es un símbolo, un templo para los amantes de la pilota valenciana. Por eso se lo conoce como “la catedral de la pilota”.

A lo largo de su historia, este trinquet ha sido testigo de memorables partidas, protagonizadas por figuras legendarias como Rovellet, Genovés I, y muchos otros que marcaron época. Hoy en día, continúa siendo el escenario donde tradición y emoción se encuentran, atrayendo tanto a expertos como a quienes descubren por primera vez este fascinante deporte.

En 2014, la Generalitat Valenciana declaró la pelota valenciana Bien de Interés Cultural Inmaterial, reconociendo oficialmente su valor patrimonial. Este reconocimiento no solo protege su práctica, sino que impulsa su transmisión a nuevas generaciones. Iniciativas como Pilota a l’Escola o las competiciones amateurs y profesionales ayudan a mantener el deporte activo y presente en la vida valenciana actual.

Visitar el Trinquet Pelayo no es solo presenciar una partida. Es sumergirse en una parte viva de la historia y la cultura valenciana. Es sentir la tensión del juego, el eco de la pelota contra la pared, el aplauso del público, y la pasión que ha mantenido este deporte con vida durante siglos.

Si todavía no lo conocés, te invitamos a vivir esta experiencia única en el corazón de Valencia. La pelota valenciana te espera en el Trinquet Pelayo.